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Ciertamente hablar de “arte latinoamericano” implica una complejidad que escapa la temática y se expande a la diversidad de contextos y medios; empero también busca cohesionar dicha heterogeneidad, que caracteriza a cada uno de los procesos singulares y colectivos (en el mundo), bajo una doble inscripción (arte y Latinoamérica) retomando conflictos y desacuerdos constantes. Es justo bajo esta premisa, la no resolución de conflictos heterogéneos, donde se ha fundado y sostiene una retórica a favor de la constitución de Estados e instituciones, con el interés de contener y mediar los desacuerdos que surgen entre sujetos en convivencia.
La muestra La Institución Redentora de la SAPS, de 4 artistas Latinoamericanos, conjunta con el Level 2 del Tate Modern, llevó como texto curatorial la siguiente descripción:
“…exposiciones que a partir de los trabajos de Cinthia Marcelle (Brasil), Teresa Margolles (México), Colectivo Tercerunquinto (México) y David Zink-Yi (Perú-Alemania), mueven las fronteras geopolíticas de lo “históricamente correcto” para desplazar las problemáticas de enfrentamiento que suceden en las calle hacia el museo como institución de poder.” La descripción de “…desplazar las problemáticas del enfrentamiento…”
remite directamente a la obra de Margolles en dicha muestra. El traslado de los ladrillos de un muro baleado de Sinaloa y su posterior reconstrucción en un recinto cultural en Polanco, Distrito Federal, en 2012, podría asumirse como un atrevimiento disruptivo a la paz en dicha zona en dicho contexto; una obra que muestra la distancia y desconexión que existe entre diversas realidades de un territorio homogenizado a través de límites geopolíticos (México); y a la vez, el muro siendo la franja que fija los límites y une a estos espacios, fronteras que se conocen y comparten, empero lo que sucede de un lado está “físicamente contenido” evitando repercusiones de unos a otros. En la obra de Margolles observamos el desmantelamiento, traslado, reconstrucción y muestra del muro: el desplazamiento de un muro baleado a una zona aparentemente estéril y libre de conflictos, es una acción/objeto que queda contenida dentro de los muros de la institución, en este caso cultural y pública.
Por ende, es debido preguntarse ¿esta obra (y toda la exhibición) compromete al público con su participación? ¿con qué objetivo desplaza este “contenedor” a una institución cultural como la SAPS? Si consideramos que la relación acción/práctica – pensamiento/teoría es indisociable, existe una posibilidad de analizar dicha obra no sólo desde el contexto específico de su elaboración y repercusión histórica, sino desde un análisis existencialista-ontológico que busque (aún con lo grisáceo que puedan ser las ideas antes, durante, después de dicha acción/producción) poner en tela de juicio la existencia y relevancia de, en este caso: un muro baleado como obra, la exhibición de un muro baleado como obra en una institución pública, las instituciones, y las exhibiciones. ¿Se está violentando la institución, o se está institucionalizando la violencia?
Multiculturalismo y destrucción del muro
¿Por qué (re)construir un muro cuando estamos derribándolos? Es evidente que este desplazamiento temporal genera ruido, sin embargo, el derrumbe de los muros ha sido parte de la retórica y la construcción ideológica neoliberal desde la década de los ochenta hasta nuestra época. La inclusión y el reconocimiento de formas de vida ajenas al canon de la urbe (europeo-estadounidense), las diversas representaciones de género y preferencias sexuales, las luchas feministas y de minorías raciales, la mirada hacia y desde los pueblos indígenas (a través de occidente claro está); es una tendencia de permeabilidad y autocrítica institucional que esconde bajo el multiculturalismo y la tolerancia su interés de afianzar su existencia y legitimidad neutralizando disidencias y subversiones. Como Slavoj Žižek menciona, observamos el desplazamiento y la eliminación de la violencia y confrontación política en las instituciones públicas a favor del consenso corporativo, la post-política:
En la post-política el conflicto entre las visiones ideológicas globales, encamadas por los distintos partidos que compiten por el poder, queda sustituido por la colaboración entre los tecnócratas ilustrados (economistas, expertos en opinión pública...) y los liberales multiculturalistas: mediante la negociación de los intereses se alcanza un acuerdo que adquiere la forma del consenso más o menos universal.
El ejercicio de delimitar el campo de lo posible ha sido apropiado por corporaciones que imponen sus intereses financieros y el de sus inversionistas ante la diversidad intrínseca de las relaciones de sujetos en sociedad. Hemos sido cómplices y testigos del crecimiento, y la constante nutrición, de un sistema neoliberal que ha hecho de la desestabilidad uno de sus negocios más redituables, a través de la maleabilidad de sus límites, la transparencia de sus espacios, y la contención y apaciguamiento de reclamos y oposiciones políticas legítimas. Herbert Marcuse refería a este tipo de prácticas como una desublimación represiva, puesto en el caso de la sexualidad, se promovía la liberación del goce, placer y las preferencias pero a través de la mercantilización de esta libertad.
La obra ex profeso de Marcelle: destrucción de una construcción que “reproduce” el espacio de exhibición de una institución que se autodenomina redentora, la recolección, ingreso y desplazamiento de una piedra volcánica, es posiblemente la mejor ilustración de la problemática previamente mencionada. Sin caer en la trampa del “mejor hubieras hecho/yo hubiera hecho…”, es curiosa la decisión de destruir una maqueta cuando hay la posibilidad de alterar y/o destruir el espacio mismo, sin embargo la acción elegida concuerda con la tradición histórica del arte: la creación de ficciones que se nutren de la realidad pero toman distancia de la misma en sus efectos, autonomía al arte a través de la estética. Como Giorgio Agamben nos recuerda, esta idea de observar el arte a través de la estética es relativamente nueva, (situación que inicia en la misma época donde se sientan las bases de la democracia liberal) lo cual motiva la evaluación de una obra de arte a partir de la perspectiva de espectador, derivando en una situación problemática por la evidente distancia entre el “sujeto creador” – obra ¬– “sujeto receptor”. Retomando las ideas planteadas por Judith Butler en Frames of War, no existe un marco que pueda contener un conjunto de diversas manifestaciones de forma perpetua, sino es un proceso constante ruptura, desplazamiento de límites y “reenmarcación”, lo cual sugiere la posibilidad de que la institución sea crítica intrínsecamente, e incluso en este caso, redentora como se enuncia en esta exposición, afianzando este proceso y la existencia de sí mismas como el único modo posible para la convivencia entre sujetos heterogéneos. Este proceso es también observable en el extenso trabajo de Jacques Rancière, del cual se puede derivar que la razón de existencia de “lo político” es la construcción de una mejor “policía”, que tolere e incluya aquellas diversidades que antes no figuraban dentro de la “repartición de lo sensible”, o en el trabajo de Chantal Mouffe, donde es necesaria la edificación de una contra-hegemonía que busque la reinstauración de la democracia liberal y del conflicto político dentro de las instituciones públicas.
Argumentamos y defendemos apasionadamente la posibilidad del arte de crear e imaginar cosas, objetos, textos, contextos, sentires, ideas, deseos, sueños, mundos y/o universos distintos, pero al mismo tiempo queremos delimitar dichas contingencias dentro de los límites de la institución y la democracia liberal, desplazando, restaurando y reconstruyendo los muros, más no apostando por una completa destrucción de los mismos. El ejercicio de Marcelle ilustra esta situación, en cambio Margolles se inclina en otra dirección, lleva un “contenedor” del complejo proceso de violencia que se ha desarrollado en varias partes del país a la SAPS (posiblemente para llevar la violencia a la mesa de discusión, o hacer un llamado para la instauración de justicia y fin de la violencia), acción dentro de los límites institucionales y con fines de exhibición: donde los autores intelectuales de la violencia en México son fácilmente identificados, y quienes enfrentan el conflicto con su cuerpo en su mayoría no saldrán del anonimato; así mismo, posiblemente no se sabrá quién(es) balearon el muro, sin embargo se convierte en propiedad intelectual y privada, meritorio de colección/reconocimiento al ser apropiado por una persona, quien se nutre de esta violencia y anonimato para construir su carrera/CV.
Levantando muros – Diferencia y confrontación
Puede ser comprensible que se considere la necesidad de la construcción de una frontera populista antagonista al muro que han erigido (sobre bases de diferencia racial, preferencias sexuales, de género y de lenguaje) los discursos populistas de ultraderecha en el mundo, como Mouffe analiza en For a Left Populism. Empero, siguiendo a la autora, antes de continuar habría que evaluar el grado de radicalidad donde se ubicarían los diversos proyectos de izquierda que puedan surgir; así mismo, considerar que los reclamos de grupos populistas de ultraderecha se fundan también bajo el interés de la recuperación de la frontera política y la democracia liberal, empero a diferencia es que no buscan afectar el modelo económico actual. Mouffe busca la gestación de un populismo de izquierda, basado en el respeto a las instituciones de la democracia liberal, que pueda hacer frente al neoliberalismo financiero y sus consecuencias; así mismo admite desconocer si existe tal situación en la contemporaneidad, pero el contexto nacional pareciera ser lo que tanto busca.
Sin embargo estamos ante el mismo escenario y los mismos mecanismos, gobiernos que se han elegido a través de procesos manchados por la violencia y la coerción directa de los resultados, y otros procesos más claros; se nos sugiere que el problema recae en el mal uso y la corrupción de los objetivos de la institución, cuestión de funcionamiento no de base, empero ¿no es este mal funcionamiento una posibilidad intrínseca de la institución?, ¿no es esta la excepción que se ha convertido en regla?
Una lectura que posiblemente “aporte” a la acción/objeto de Margolles es observar el muro baleado y dañado, así como su restauración, reconstrucción y exhibición, como un gesto que reitera los programas curatoriales y de investigación de museos e instituciones que, buscan llevar parte del “campo de batalla” dentro de sus muros para armar una exposición (y posiblemente un posterior diálogo, discusión y coctel) pero no asumen su responsabilidad como “campos de batalla” en sí. Esta es una situación que nos sugiere abandonar la nostalgia y el miedo de romper con nuestro pasado, puesto que ya nos encontramos en melancolía y trauma constante; hay que considerar entonces la posibilidad de que el arte destruya, mas no construya, encontrando su autonomía ligada al ejercicio político en vez de la estética. Pero este ejercicio político debe ser marcado por una radicalidad que busque destruir todo orden existente, revolución a diferencia de crítica, una violencia divina que permita entender el carácter infinito y no-teleológico del arte.
En el contexto político y social contemporáneo de México, somos testigos de la construcción de una nueva hegemonía política, que busca devolver el desacuerdo y conflicto político al centro de las institución a través de la “radicalización de la democracia”, tal como lo sugiere Mouffe. El triunfo de estos nuevos actores debe reconocerse en su capacidad de movilizar y cohesionar diversos grupos y sus reclamos, así como la incapacidad del bloque neoliberal en realizar dicha tarea; aunado a esto, debemos considerar que se empieza a gestar una hegemonía que carece de oposición, lo cual abre la posibilidad de anularse a sí misma, puesto que no existe en la actualidad agrupación política institucional que pueda matizar o generar conflicto alguno.
Sin embargo esto no es una sugerencia a motivar o promover el regreso de una “oposición de derecha”; todo lo contrario, tenemos que hacer frente levantando una frontera respecto al nuevo poder de la “democracia radical”, marcar la diferencia entre un “nosotros” y “ellos”, y en contraste a la tradición, esto no sería a partir de considerar la política como un espacio que se ocupa y desocupa por diversos grupos u actores, sino iniciando la destrucción del Estado mismo: una oposición “a la izquierda de la izquierda”. Como Irmgard Emmelhainz analiza, la caída del capitalismo no garantiza una transición a formas de organización autónomas, es necesario “hacernos cargo de nuestra existencia”, habitar, con tal de “apropiarse del territorio a través de experimentación colectiva de formas de vida más allá y contra el Estado y el mercado desmantelando los mecanismos de extracción y dispositivos de gobierno.” Empero, aquí debo marcar distancia con esta propuesta: mientras la autora promueve un ejercicio de “…destituir en vez de sabotear…” (construcción sin ruinas), sugiero observar el arte como proceso de destrucción: de violentar la institución sin institucionalizarse, de autodestrucción antes de convertirse en referente, de derribar y reducir a polvo toda estructura que previamente se consideraba inalterable (ruinas sin construcción), porque si bien es relevante hacernos cargo de nuestra existencia, también lo es hacernos cargo de nuestro derrumbe. Solamente queda preguntarse ¿hasta dónde llega nuestro compromiso, nuestra disposición de asumir las consecuencias de nuestros actos en un mundo en decadencia?
Notas
Sin olvidar a Schmitt “El concepto del Estado supone el de lo político”, lo cual abre el terreno para imaginar nuevas formas ejercer lo político (sin estado).
Esto no sugiere que estos sean los únicos medios que permitan una resolución (temporal) entre la convivencia de cuerpos distintos.
Proyecto difunto. Se recomienda al lector tener en cuenta que, de acuerdo a una de las curadoras de la exposición, en México se exhibieron los procesos y en Londres los resultados. – https://www.youtube.com/watch?v=Pr7cYi0Dc9E
Teresa Margolles, Muro Baleado, 2009.
“No Lone Zone se centra en diversos niveles de representación y documentación de las temáticas abordadas por los artistas, mientras la Sala de Arte Público Siqueiros trata de propiciar situaciones artísticas que rebasen el nivel de voyeur y comprometan al público con su participación.” - http://saps-latallera.org/2012/07/30/la-institucion-redentora/
“Teresa Margolles continúa tras la huella de aquellos asesinatos resultados de la violencia y se hace incisiva en su capacidad de desplazamiento a nivel global; no se trata de generar objetos a la usanza de la terminología de la historia del arte, sino de desplazar “contenedores” de dichas situaciones violentas.” - http://saps-latallera.org/2012/07/30/la-institucion-redentora/
O repercusiones sensibles, pero este ensayo reemplaza a la estética como el campo de autonomía del arte por el de lo político.
Como Judith Butler sugiere en Frames of War, un análisis ontológico está siempre vinculado con su contexto social y político. Ver: Judith Butler, Frames of War, When is life grievable? (London: Verso, 2009) El hecho de remitir a una obra de 2009 en 2018 para hablar de la situación contemporánea desde la década de los ochenta.
Y a oriente.
Slavoj Žižek, En Defensa de la Intolerancia, trad. Javier Eraso Ceballos y Antonio José Antón Femández (Madrid: Sequitur, 2008) pp. 31-32.
Ver: Herbert Marcuse, El Hombre Unidimensional (México DF: Planeta Mexicana, 1993)
El sujeto político ha sido reemplazado por el contribuyente, y todo proceso de crítica y oposición no revolucionaria perpetúa el orden existente promoviendo la circulación del capital (económico, cultural, social). Pese a la posible motivación del lector de considerar el ejercicio de Tercerunquinto relevante, este se diluye en su propia ingenuidad.
No con “las ruinas de la historia” como la artista menciona en: https://www.youtube.com/watch?v=1WwarcQJP4g
Ver: Giorgio Agamben, El Hombre sin Contenido (Barcelona: Ediciones Áltera, 2005)
Judith Butler, Frames of War, When is life grievable? (London: Verso, 2009) pp. 10-11.
Ibíd.
Incluyendo en este último apartado a las víctimas de los diversos conflictos que existen en el territorio nacional.
Donde ella misma se ubica como defensora de la democracia liberal, las instituciones y los Estados. Ver: Chantal Mouffe, For a Left Populism (London: Verso, 2018) pp. 39–57.
Abre así mismo la posibilidad de homogenizar la diversidad de conflictos con sustento democrático en un mismo frente, como se mencionaba en el inicio de este texto, con el interés de contener y mediar los desacuerdos que surgen entre sujetos en convivencia.
Ver: https://conversations.e-flux.com/t/video-hito-steyerls-lecture-is-the-museum-a-battlefield/238, consulta 2018-11-09.
Entendiendo “destrucción” desde: “Para Franco Berardi el suicidio –en casos como los de los trabajadores de France Telecom, los campesinos hindúes, los pueblos originarios en América del norte, y los jóvenes por todo el mundo– está funcionando como un acto final de autoafirmación antes de aceptar la derrota que obliteraría cualquier sentimiento de dignidad. Expropiados de sus lenguas por la educación, de la música y canciones por los concursos reality en la televisión, de nuestra carne por la pornografía en masa, de nuestras ciudades por la policía, y de nuestros amigos por el trabajo asalariado precario –la destrucción y la autodestrucción están siendo maneras de recuperar agencia.” – Irmgard Emmelhainz, Habitar espacios autónomos de supervivencia - Desmantelando el legado de la modernidad, (Campo de relámpagos, 2018) http://campoderelampagos.org/critica-y-reviews/29/9/2018, consulta 2018-11-09.
¿Qué hace esta obra, este museo, estas instituciones? – “A standard way of relating politics to art assumes that art represents political issues in one way or another. But there is a much more interesting perspective: the politics of the field of art as a place of work. Simply look at what it does—not what it shows.” – Hito Steyerl, Politics of Art: Contemporary Art and the Transition to Post-Democracy (E-flux, 2010) https://www.e-flux.com/journal/21/67696/politics-of-art-contemporary-art-and-the-transition-to-post-democracy/, consulta 2018-11-09.
Ver: Boris Groys, Volverse Público, las transformaciones del arte en el ágora contemporánea (Buenos Aires: Caja Negra, 2014) pp. 163-176.
Puesto que es un posicionamiento antagónico en sí. Recordemos el uso del término “populista”, al cual le atribuyeron el sinónimo de peligro o “anti-democrático”.
Similar a las negociaciones corporativas del neoliberalismo.
Para que no se me confunda, en términos para su fácil comprensión, amigo conservador/tradicional.
Irmgard Emmelhainz, Habitar espacios autónomos de supervivencia - Desmantelando el legado de la modernidad, (Campo de relámpagos, 2018) http://campoderelampagos.org/critica-y-reviews/29/9/2018, consulta 2018-11-09.
Ibídem.
“…hacer una grieta en la realidad en ruinas…” – Ibíd.